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¿Es el homeschooling una opción para las familias mexicanas ante la pandemia de COVID19? (Parte 2)

Escuela en casa en tiempos de covid

“Una escuela es una fragua de espíritus” 

José Martí.

En la primera entrega de este artículo aclaramos que el homeschooling no es lo mismo que el home learning, pues consideramos a este último como las prácticas de aprendizaje en casa con la dirección de personal docente adscrito a una institución educativa oficialmente reconocida y, por tanto, autorizada para certificar estudios.   En el caso del homeschooling, las actividades de aprendizaje pueden estar guiadas en casa por los padres (como sucede en la mayoría de los casos) o por particulares (docentes o empresas) que no pueden otorgar tales certificaciones, por lo que al final del proceso los estudiantes deberán presentar los exámenes que la autoridad educativa requiera para comprobar que tienen los conocimientos requeridos.

Comentamos también que la pandemia del COVID 19 ha colocado a muchas familias mexicanas en una difícil situación económica que les impele a redistribuir  sus gastos y optimizar sus recursos de tiempo, materiales y humanos; ello más el  temor fundado de que sus hijos puedan estar expuestos a contagio en su regreso a las aulas ha causado que algunos padres de familia valoren al homeschooling como una alternativa, particularmente después de haber experimentado los retos ante las prácticas pedagógicas emergentes que implementaron colegios y universidades en marzo pasado. Muchos padres se quedaron con la sensación de que pagaron por un servicio educativo que no recibieron con la misma calidad, y ante la perspectiva de que el nuevo ciclo escolar iniciará también con una dinámica híbrida (algunos días presenciales y algunos días con aprendizaje en casa) han llegado a considerar que el pago de colegiatura no se justifica si es que ellos continuarán siendo profesores de sus hijos en casa.  Sin embargo, partir de estas líneas argumentativas para tomar una decisión tan relevante, es quedarse en la superficie del análisis. 

Proponemos que antes nos preguntemos qué es lo que más importante que la escuela puede darle al desarrollo de nuestros hijos. ¿Son los contenidos de lengua, literatura, matemáticas, física, biología, historia?, ¿son las habilidades cognitivas y metacognitivas que pueden desarrollarse a partir de esos contenidos?, ¿las capacidades para la convivencia constructiva y respetuosa con otros?, ¿las capacidades para solucionar problemas y tomar decisiones?, ¿la interiorización de ideas, valores y normas de un proyecto de comunidad? o ¿su preparación para su participación en el mundo del trabajo y en la vida pública?  Probablemente, responderíamos que todo ello.  Podríamos acordar entonces que los contenidos de las materias escolares son importantes en tanto que se convierten en la materia prima para la “cocción” de lo fundamental: el autoconocimiento, la autonomía y  autogestión, la convivencia sana y constructiva con otros, la proyección  y construcción de un mejor futuro personal  y colectivo, entre lo más importante.  

El logro de lo que llamamos aprendizajes fundamentales depende  en mucho  del proyecto educativo de las escuelas y de la intervención de  profesionales de la docencia especialistas tanto en  procesos de aprendizaje y desarrollo como en la instrumentación de  proyectos de formación, a partir del  diseño de  estrategias y acciones didácticas.  Las acciones educativas institucionales deben estar fundamentadas, entonces, en un saber  especializado.

Por otra parte, el aprendizaje no puede ser solo visto desde su dimensión individual,  ya Vigotsky afirmaba que todos los procesos psicológicos superiores (comunicación, lenguaje, razonamiento, etc.) se adquieren primero en interacción social y luego se internalizan. Todas las funciones psicológicas superiores se originan como relaciones entre seres humanos Esto significa que el conocimiento se construye en el encuentro dialógico con otros, por ello es que la relación didáctica no solo es entre el estudiante y el contenido, también lo es entre estudiante-estudiantes y estudiante-maestro. En términos llanos, el aprendizaje verdaderamente importante no sucede como producto del trabajo con la información escolar, sino en medio de la convivencia cotidiana con otros; en el contexto escolar, con compañeros y  profesores[1].

De manera ideal, la escuela es un lugar seguro que permite a los niños ir construyendo paulatinamente su autonomía; en ese lugar sucede, en la mayor parte de los casos, la primera separación del mundo familiar y en donde de manera gradual y vigilada van poniendo a prueba y ejercitando sus habilidades para la toma de decisiones, la solución de problemas, las interacciones sociales, etc., sin la dirección cercana de los padres.   Por ello es que la escuela no solo es el lugar donde se aprende matemáticas, lengua, historia, también se aprende a reconocer y desarrollar las propias capacidades, a ser autónomo, a convivir con otros de manera constructiva, a hacer amigos, a formarse una visión ideal de mundo en el que desea vivir; es pues, un espacio de crecimiento personal que los chicos hacen suyo. Por ello es que la experiencia escolar en tiempos de pandemia pudo significar no solo perder un tiempo valiosísimo de encuentro con amigos (que ya es muy importante para el sano desarrollo socioemocional de cualquier ser humano), sino  perder también ese  espacio de construcción de la propia autonomía.

Es cierto que los niños tienen mayor capacidad de adaptación y pueden, en ambientes virtuales diseñados para la interacción y el encuentro social, adaptarse con menos dificultad. En ese sentido, las escuelas tienen para el siguiente ciclo un gran reto:  capitalizar las experiencias de sus acciones emergentes y diseñar actividades de aprendizaje híbrido que cumplan con todos los propósitos antes mencionados.  Desde una perspectiva pedagógica, es posible diseñar actividades educativas integradoras y socializadoras que pongan en el centro los aprendizajes fundamentales, sin agobiar con excesivas tareas a los niños y a sus familias.

También es cierto que el homeschooling  puede convertirse en un proyecto de formación alternativo con muchas posibilidades para el desarrollo autónomo de los niños, particularmente porque requiere mayor  capacidad de autorregulación. Los chicos homescholled necesitan desarrollar de manera muy importante tanto la autodisciplina como sus habilidades metacognitivas, sin embargo, no lo pueden hacer solos ni de manera súbita; requerirán un estrecho acompañamiento parental, particularmente si son los padres quienes se convertirán en sus tutores. Y si aceptamos que el quehacer docente se fundamenta en un saber especializado, se entenderá la obligación de prepararse pedagógicamente no solo en relación con los contenidos escolares, sino en el  logro de lo que aquí hemos llamado aprendizajes fundamentales.

Antes de tomar una decisión de tal impacto en el desarrollo de los escolares y de la dinámica familiar misma, es importantes valorar si se tienen las condiciones ideales para emprender la aventura del  homeschooling, algunas de estas condiciones, desde nuestra perspectiva son:

  1. Posibilidad de que uno de los padres se dedique de manera casi exclusiva al acompañamiento del aprendizaje en casa de sus hijos.
  2. Claridad del proyecto de formación integral que se quiere para sus hijos.
  3. Compromiso de prepararse pedagógicamente para un acompañamiento educativo de calidad.
  4. Fortaleza emocional para fusionar las figuras de padre y tutor, y responder de manera satisfactoria a las necesidades de amor, contención, atención, cuidado, orientación, y enseñanza de sus hijos.
  5.  Posibilidad de ofrecer a sus hijos espacios alternativos de socialización y de construcción de la propia autonomía, en ambientes seguros (campamentos, clubes literarios o científicos, asociaciones comunitarias, etc.).
  6. Contar con una red social de apoyo para solventar los problemas académicos y emocionales que se presenten en el camino.

El   homeschoolling,  el home learning o el  aprendizaje escolar presencial o en ambientes híbridos son todas opciones válidas,  lo importante es reconocer los propios recursos de tiempo, económicos, materiales y emocionales para tomar una decisión con toda consciencia.

ConTacto Humano, siempre acompañándote con las mejores herramientas para que logres tus objetivos.

Aportación: Lic. Leticia Nava.


[1] Vigotsky, L. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. España, Grijalbo.

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